Lagrimas invisibles recorren mi cuerpo
y mi alma reniega ante la cárcel
que le ofrecen mis huesos,
este ataúd por el que deambulo por el mundo
siquiera le deja sentir
la libertad de los sollozos.
mis ojos cansados se tornan rojos y pesados
ante el caudal que inocentemente detienen,
se requiere mucho dolor para liberar la represa
y aunque ha superado su limite se encuentra en calma;
no la calma tras la paz anhelada si no,
la que traera la muerte junto al cierre eterno de mis parpados.
para que el llanto grita mi alma,
si ni el total del mar abarcara mi pena,
solo en el dolor se distrae del recuerdo,
y solo el ultimo aliento rompera su sello.
jueves, 07 de abril de 2011 a las 21:30
German Andres Gomez Garcia
Croido Shibumi
