Capítulo I La carta decisiva
Querido Alexander:
Esta lucha se ha alargo demasiado para ambos bandos, no hay mas que tristeza y desolación. Madres que perdieron a sus hijos e hijos que perdieron a sus padres.
Ahora en sus vidas no hay espacio para el amor y no existe la más mínima posibilidad de amistad entre estos países vecinos.
Los guerreros que antes combatían con honor, ahora solo lo hacen con rabia y sin escrúpulos, hieren y matan sin importarles edades o credos, a veces incluso a gente de su propio bando cuando estos reaccionan antes las barbaries de este enfrentamiento.
Si tan solo tuviéramos el valor de nuestros ancestros que se opusieron a las bestias que dominaban estas tierras.
Pero, ¿cómo levantar la mano ante nuestros padres, como derramar la sangre que nos dio la vida?
Si aun cuando los bosques y los valles se encontraban calcinados y la hambruna recorría los umbrales, en nuestras mesas siempre hubo alimento y bebida suficiente para calmar nuestros deseos y cuando las pieles escaseaban y no había más que telas roídas, nuestros trajes eran vistosos y elegantes.
Somos príncipes tratados como reyes, pero si ejecutamos sus órdenes seremos asesinos tratados como demonios.
Ahora mi querido primo, dejo esta decisión en tus manos sabiendo de antemano que al negarnos esta era de destrucción nunca cesará y de aceptar les entregaríamos los reinos en sus manos y solo en el exilio encontraríamos paz.
De no acceder te pido halles la manera de hacérmelo saber, si no el día destinado a la conmemoración de la muerte de nuestras madres será también un día de duelo en honor a nuestros padres.
Atentamente:
Nikolas
German Andres Gomez Garcia 9:59 Jueves 19 de marzo de 2009
"Croido Shibumi"
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